El pan forma parte del patrimonio gastronómico de la región, cuyas fórmulas secretas son cuidadosamente conservadas y transmitidas de generación en generación de pasteleros y panaderos.
Pan de Valladolid
Hacíamos referencia hace poco en absolutvalladolid al “Museo del Pan”, ubicado en Mayorga, que nos invitaba a conocer su historia e industria. Hoy nos adentraremos un poco más en este noble producto y conoceremos a una de sus estrellas indiscutidas: el pan lechuguino.
Este pan circular, bregado, de fina miga blanca y textura uniforme, está formado por pequeños alvéolos a distancias constantes y se caracteriza por su corteza dorada, suave y mate, que cruje con delicioso sonido al presionarla suavemente. Presenta en la superficie cinco cortes laterales, tiene una estructura pentacular y en el centro el dibujo de una flor o cogollo de lechuga, de ahí su nombre característico.
Tradicional de la provincia de Valladolid, originariamente se elaboraba con trigo candeal y su ventaja era su conservación a lo largo de dos a tres días, siendo por eso muy apreciado.
Aunque existen recetas orientativas, la verdadera fórmula del Pan Lechuguino es un secreto que se mantiene entre los maestros panaderos, pero se sabe que lleva harina, agua, masa madre, sal, levadura y algunos mejoradores.
Entre otros secretos se dice que el amasado debe ser lento y corto y que la clave de su preparación está en el refinado. Este no debe durar más de 4 ó 6 minutos para evitar que la masa comience a fermentar. Valladolid fue el primer lugar de España en que se utilizaron máquinas sobadoras para este proceso.
Es un pan de bajo contenido graso y sus proporciones de proteínas y carbohidratos hacen de él un producto medianamente calórico.
También llamado pan de cantero, se suma a otras variedades de la provincia como el de candeal, de flama, hogazas, o tortas de aceite; cada elaborador realiza los dibujos que lo identifican, y actualmente se está gestionando una Marca de Garantía para el Pan de Valladolid.
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