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El Valladolid de «El Hereje» de Delibes

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Hoy, les invitamos a recorrer parte de la ciudad de la mano de “El Hereje”, novela histórica de Miguel Delibes que reconstruye la vida de la villa en la primera mitad del siglo XVI y los hechos que la marcaron.

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En el Pisuerga no hay cocodrilos, y menos herejes…

Durante mucho tiempo,  el único camino de entrada a la ciudad, junto al río Pisuerga, atravesaba las calles de la antigua judería. Allí estaría el almacén de lanas de los Salcedo, cuyos productos, atravesando el único puente, llegarían a Flandes a través de los comerciantes de Burgos. Es parte de la historia centrada en los dos grandes autos de fe del año 1559, que la pluma de Miguel Delibes relatara  de forma tan apasionada.

El camino de El Hereje comienza en la Plaza de San Pablo. En la actual calle de Las Angustias está la casa de los Salcedo donde nació Cipriano, el protagonista de la novela, en el año 1517. Nos lleva luego al Palacio del Licenciado Butrón, en la Plaza de las Brígidas, quizás colega de don Ignacio Salcedo, abogado de la Audiencia y Oidor de la Real Audiencia y Chancillería en la novela.

Cipriano Salcedo ha estudiado en la Cofradía de San José de los Niños Expósitos, en el antiguo Palacio de las Condes de Benavente en la Plaza de la Trinidad. En este lugar, en el siglo XIX, se instaló el Hospicio de la ciudad. La esposa de Cipriano, Teo, “La reina del páramo”, ha enloquecido;  Cipriano la lleva al Hospital de los Inocentes o de Orates, en la calle de Orates que parte de la Plaza de Fuente Dorada. También es probable que estuviera cerca de aquí la taberna de Garabito, donde Bernardo Salcedo se reunía con sus amigos, y por aquí pasó el cortejo de los reos desde las cárceles secretas de la Inquisición.

La calle Doctor Cazalla, nos recuerda la presencia de los luteranos que fueron perseguidos por la Inquisición; montados en borricos, eran llevados por la calle Santiago hasta su lugar de ejecución. Esta nos lleva a la Iglesia de Santiago, podemos ver una placa en honor a Miguel Delibes pues éste era el lugar donde, cada viernes, predicaba el Doctor Cazalla.

Ya atravesando la Puerta del Campo nos encontramos con la Plaza Zorrilla , fuera de los muros de la villa. El espantoso lugar se llamaba “Quemadero de la Villa” y era el destino final de los procesados.

Hoy Valladolid es una ciudad moderna, cosmopolita y multicultural que conserva con orgullo su legado histórico.

Foto: flickr

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